viernes, 26 de junio de 2009

Un hombre se quejaba así!
Dios mío, ten compasión de mi ”Mira como trabajo y mi mujer tan traquila en la casa .
Yo daría cualquier cosa para que hicieras un milagro y convirtieras a mi mujer en mí , para que la muy floja aprenda lo que es la vida de un hombre.
Dios, en su infinita misericordia, ZaZ ! le concede el milagro .
El primer día en la mañana corre a levantar a los hijos para que se alisten, prepara los desayunos, pone la lavadora, saca la carne del congelador para el medio día y sale disparado a la escuela con los hijos.
De vuelta, para en la gasolinera, cambia un cheque, paga el teléfono, la luz, recoge los trajes de la tintorería y ya estaba al filo del medio día.
Medio tendió camas, sacó la ropa húmeda y puso otra tanda ; aspiró por donde siempre anda mirando la suegra, preparó un almuerzo ligero pero sustancioso, salió disparado a la escuela, se peleó con los chicos, les dío de comer, lavó los platos, tendió la ropa húmeda en sillas porque estaba lloviendo a cántaros .
A las 9 de la noche ya estaba agotado y deseaba dormir a pierna suelta, pero en la cama le esperaban otros deberes.
¡ EL DEBER DE ESPOSA !
Y los cumplió como pudo.
Al día siguiente volvió a clamar a Dios !
Señor, en que estaba pensando cuando te supliqué que me cambiaras el rol ?
Te ruego me devuelvas a mi condición normal, por favooooor !
Entonces oyó la amorosa respuesta de Dios: Claro que si hijo mío, solo que deberás esperar 9 meses, porque anoche quedaste embarazado !

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